Libros Tito Carlos

viernes, 6 de febrero de 2009

Doblemente Verde ( Parte I )






Emulando a Arwen Anne, he decidido editar post sobre la vida de Alex por capítulos. Pero no lo hago por mantener en vilo a quien los lea (en esto Arwen Anne es una artista), sino porque no quiero hacerlos demasiado largos, y no me sal
en mas cortos. Eso sí, no puedo hacerlo diario.
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Observamos un paisaje; lo hacemos detenidamente, recorriendo el contorno del horizonte y de los diversos objetos que tenemos al alcance de la vista: rocas, montículos, árboles y arbustos...; nos fijamos en sus formas y colores, incluso en los leves movimientos, y todos estos datos los procesamos y ordenamos en nuestra mente de manera que posteriormente podamos recordar lo que hemos visto y detallarlo con un pequeño margen de error.

Igual sucede con los sonidos, ya que somos capaces de deducir como se producen recurriendo a los recuerdos; o con el olfato o el sabor, o incluso con el tacto adivinamos objetos con los ojos cerrados. Con ello aprendemos y hacemos uso de lo aprendido, pero lo sabemos por práctica, por observación; incluso lo hacemos con tal naturalidad que no parece que nos preocupe como suceden estas cosas físicamente. Poco a poco aceptamos que en sectores determinados de nuestro cerebro se almacenan imágenes, sonidos... incluso se sabe en que sector se almacenan, pero ¿como funciona el cerebro?.

Nadie lo sabe en su totalidad. Nadie va a contestarnos con certezas, a no ser con un "parece ser que...", "mediante observaciones experimentales...", y demás métodos de no asegurar nada.

La mente está definida desde hace siglos como algo intangible, etéreo, sin medida posible y haciendo muy difícil las definiciones de reacciones que afectan a la personalidad como el pensamiento, la inteligencia o variados sentimientos como el amor, el odio, el miedo...; y esta idea está tan arraigada en nuestra cultura que es posible que los científicos tengan miedo de plantear que esa definición es errónea y que la mente es un compendio de sabiduría fascinante, aún incomprendido pero no misterioso y con un soporte físico que lo maneja mediante reacciones físicas que llegarán a ser comprensibles en un incierto futuro.

Si esto fuera cierto, una imagen se reduciría a los datos que la definen, y estos datos en un montoncito de neuronas asociadas de una manera única para cada imagen. Igual sucedería con una sensación, un sonido, etc., y esto explicaría el hecho de reconocer un objeto sin haberlo visto nunca, sabiendo tan solo los datos que lo definen.

Al margen del funcionamiento mecánico que pueda existir en la organización de un pensamiento o una idea, no cabe duda que se comienza con conocimientos básicos o pequeñas estructuras fundamentales que, unidas, formarán una estructura mayor que pueda ser utilizada a su vez en la formación de otra estructura superior. Sirva como ejemplo las materias que hay que saber para la construcción de una casa, y a su vez las partes en que puede dividirse cada una de ellas, y así sucesivamente llegando a la necesidad fundamental de entender el concepto de suma, y aún así será necesario tener claro lo que es un número o una cifra.

Y aquí comenzaría el estudio clínico de la mente humana, y por extensión inmediata la del comportamiento humano, ya que, valiéndonos del ejemplo de la construcción de una casa, cabe preguntarse que pasaría si el concepto de suma es erróneo: la casa se tuerce, se cae, se termina con parches que la dan un aspecto deplorable, o simplemente no se concluye nunca. Y lo curioso del caso puesto como ejemplo, es que no sabremos porqué suceden estas cosas, ya que por lo que sabemos, todos los cálculos son correctos.




Se llega a una terrible conclusión, ya que un error en una subestructura básica dentro de la complicada estructura que deben tener una gran idea o un pensamiento limpio y razonable, puede llevar a la desesperación o a la locura a la persona portadora de esa estructura: sus conceptos se derrumban y se reducen a escombros difíciles de recomponer.

En el supuesto del error en el concepto de la suma. ¿Se llegará a terminar la casa?. La terminará aquel que tuvo el concepto correcto, ya que los conceptos posteriores, que dependen de éste, también irán correctos, y es que es muy difícil que algo que se ha tomado razonablemente por cierto, se cambie a falso. Este efecto dominó puede ser catastrófico en una estructura mental complicada.

Este criterio tenía Alex tras las primeras reuniones de terapia de grupo, según el cual no creía estar loco razonando de esta manera, pero tomó buena nota de las historias que contaban los miembros del grupo y en la que todas ellas tenían algo en común que saltaba a la vista de forma inmediata: la fijación por un color determinado.

A los miembros del grupo se les realizó un test oral y cuando se les pidió que eligieran un color, respondieron rápidamente y con nerviosismo un color concreto por el que al parecer se puede encontrar una de las razones de su locura, pero se niegan a explicar el porqué de su elección. Alex, sin embargo, dijo su color y contó su historia sin problemas.

El objetivo era estudiar y encontrar una razón común por la cual se relaciona un problemilla mental con la fijación a un color, y si curando dicha fijación se cura a su vez la mente hasta el punto de recobrar la realidad y poder regresar a la vida cotidiana.

El resto de miembros del grupo no hablaba de esto por razones oscuras que los propios psicólogos ignoran y dificultan su labor, por ello aceptaron que Alex realizara un informe en el que recreara las historias que le contaban fuera de las reuniones o reconstruyera como un puzzle unos hechos que le contaban a trazos desordenados.

Se las contaban en un bar o paseando por calles y parques según iban tomando confianza y se las repetían cada vez con más detalle, por lo que estaba cada vez mas seguro que los psicólogos están equivocados, y que son violentos encuentros con la realidad los que tratan de eliminar de golpe todo lo almacenado en nuestra mente.

El mundo que tenían por real se desploma al encontrar un error en su concepto, un tropiezo en su camino o la certificación de una sospecha, pero Raúl seguía creyendo en la misma realidad de antes, aunque había algo más que no estaba preparado para afrontar y llevar de forma cotidiana, y el mero hecho de contarlo es lo que le llevó a ese lugar.

No obstante a Raúl le fascinaba la terapia ya que, cuerdo como se consideraba, tenía todo el tiempo del mundo para aprender de los demás. ¿Tiempo?, tenía el doble del tiempo que pueda tener una criatura normal, pero no sabía como dominarlo, y eso no le ayudaba a sobrellevar su propia pesadilla, extraña en su concepto y cuya solución solo la veía en borrar esta realidad y tener la esperanza de que no regresara; pero si es real y le ha sobrevenido, ¿porqué no va a volver a aparecer?.

Y es que parece fácil comprender un desdoblamiento de personalidad; o la ciencia-ficción nos hace ver como posible que alguien pueda ocupar dos espacios distintos en el mismo tiempo, pero no parece explicar como pueden convivir a la vez dos tiempos distintos, ¿o no es eso acaso lo que le sucede a Raúl?. Dos tiempos al mismo tiempo; o dos tiempos que se combinan en un tercer tiempo; y si sucede algo de esto, ¿qué ocurre con los sucesos acaecidos en cada tiempo?, ¿Cómo se combinan?. Parece una locura, pero Alex cree que es tan solo una realidad que ha añadido a lo aprendido hasta ahora, y Raúl no está preparado para soportarlo, aunque puede que algún día simplemente esté acostumbrado a ese tipo de acontecimientos, o encuentre el modo de evitarlos. Pero hasta ahora todas las veces que ha ocurrido le ha sorprendido, y le ha puesto en un estado de excitación por el que sí ha necesitado atención médica.

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Realmente has comenzado muy bien Tito, esto promete y mucho.

BESOS

Anónimo dijo...

coincido con stanley, ansío seguir leyendo, esto promete porque ha comenzado impecable

Anónimo dijo...

Yo creo que todos somos un poco como Raúl. La construcción de la casa perfecta no existe.

Me has dejado flipado.

MIGUEL

Anónimo dijo...

Desde luego que no existe..que se lo digan a los del Carmell...claro...

Es una pena...pero la realidad no es para nada igual que la ficción...o si?...creo que hay dos facetas en todo esto. El que quiere construir la casa perfecta y se da cuenta que se le cae por todos sitios, y el que la construye y se encierra tanto en ella, que para él, será perfecta siempre...la virtud creo que es, como en casi todo, estar en ambos lados un poquito...que no la tengas como la de la Baronesa Thyessen, con alguna piterilla mejor, que además, da más morbo.

Creo que me he ido un poco del tema, como siempre...

Un saludo!

Anónimo dijo...

Seguiré la historia, relatas muy bien, un placer leerte :)

Saludos

Anónimo dijo...

Muy bueno.
Espero poder leer mas.
Un slaudete

Anónimo dijo...

me ha encantado y quiero saber más, has comenzado realmente de una manera personal e impecable, te felicito.

Y gracias por tu comentario sobre mí, no me lo esperaba, me has sacado una sonrisa, gracias por tu mención y tus palabras

besos

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