Libros Tito Carlos

lunes, 9 de febrero de 2009

Doblemente Verde ( Parte III y última )

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De Escher-Imposibles


El caso es que el siguiente encuentro de Raúl consigo mismo sucedió en una estación ferroviaria. La entrada al andén estaba en el extremo final de éste, y se dirigió hacia el principio por conveniencia de la salida en la estación destino, pero como escuchó al tren acercarse se detuvo con intención de observar donde caería la puerta del vagón. Y se quedó paralizado al observar a su supuesto contrario en el andén de enfrente, mirándole sudando y con los labios temblorosos. En ese momento pasó el tren ante él y se detuvo, pero no subió, sino que esperó su salida con la intención de hablarle y aclarar de una vez por todas sus dudas. No pudo ser; el tren salió y cuando pudo divisar de nuevo el otro andén ya no estaba. ¿Porqué se marchó?. Sin duda estaría asustado, pero era la oportunidad de aclarar el tema. No se movió del lugar ni apartó la mirada del andén de enfrente hasta que llegó otro tren. Se abrieron las puertas ante él y entró dubitativo al vagón. A su espalda se cerraron las puertas y se dio media vuelta; entonces vio a su doble tras el cristal de la puerta, desesperado, dando golpes y mirándole con rabia mientras el tren arrancaba.

Raúl pensó que su doble se había vuelto loco. Aparecía y desaparecía con distintos estados de ánimo y lo que era peor: le daba la sensación de que le estaba persiguiendo y comenzó a agobiarse. Tan mal se encontró que decidió acudir a profesionales, y éstos le recomendaron el grupo.

Los psicólogos, con ayuda de Alex, le convencieron para que volviera a los escenarios en que le ocurrían esas cosas. Estaban seguros de que no volverían a suceder en el mismo lugar y que Raúl se relajaría hasta su curación. Pero empeoraron las cosas.

Llegó a la estación tras un tortuoso recorrido en el que pasó por los estados de ánimo, preocupación, miedo y terror. En ese último estado se encontraba al llegar a la estación. Bajó tembloroso del vagón mirando hacia todas partes sin encontrarle y se dispuso a salir al exterior con visible excitación; pero al desaparecer el tren, lo vio en el andén de enfrente y, totalmente paralizado, comenzó a sudar. El otro personaje no le había visto aún y tenía la esperanza de que no lo hiciera, pero volvió el rostro y le descubrió. Fueron cinco segundos aguantándose la mirada, hasta que apareció el tren. Raúl, muy asustado corrió hacia el pasillo mas cercano, y se escondió en un pequeño recodo soportando su terror, su sudor, su trabajosa respiración, hasta que con alivio escuchó marcharse el tren. En ese momento le sobrevino la rabia, y comenzó a insultarse y a regañarse; ¿porqué huir?. Tenía que tropezar con él físicamente y acabar con esto de cualquier manera, así que al escuchar la llegada de otro tren, se le ocurrió que, quizás, en el estado de asombro en que le vio no subiría al tren y aún estaba en la estación. Con determinación y rabia corrió desesperadamente por el pasillo que le llevaría hasta el otro andén, y llegó a verle dentro del vagón con las puertas ya cerradas y se puso a golpearlas rabiosamente ante su atónita mirada.

No advirtió que era la misma escena anterior, pero vista desde el lado contrario, hasta que se lo comentó Alex; y decidió no viajar más en el suburbano.
Fernando dice que es fácil disfrazar la nada. Cierras los ojos y te imaginas el Mar Caribe, la fina arena de una playa, el chapoteo del agua al finalizar su viaje... y estás en el Mar Caribe. No hay nada; te convencen de lo que existe y tu lo ves; lo peor es que no sirve que abras los ojos, si los abres no verás nada, porque eso es lo que hay: nada.

Su intención al decir esto debió ser que cree que Raúl imagina a alguien como él para tenerle como percha de los golpes que da a su conciencia, como cuando se habla con la imagen del espejo y se le recriminan nuestros defectos (¡qué estúpido eres!) o nos alabamos (¡a que estoy guapo!). Buena teoría la suya para estar loco, pero Raúl cree que no fabrica ninguna realidad. Su realidad, si puede decirse así, existe porque es la realidad.

¿Cómo evitar la molesta realidad? No se sabe, pero por si acaso Raúl dejó de pasear por la gran avenida, y dejó de usar el trasporte público.

Raúl eligió el color verde porque la avenida de su primer suceso estaba ajardinada con gran cantidad de césped y el autobús era de la llamada Línea Verde por su recorrido a través de los parques de la localidad, pero él mismo reconoce su fijación por ese color; piensa que ese color le persigue e incluso se compra los objetos por ese color. Sin ir mas lejos su automóvil es verde; fundamental ahora que no utiliza transporte público.

No es un color muy habitual, y de hecho destaca entre el resto de los vehículos que circulan por la ciudad formando el denso tráfico local. Quizá por eso le llamó la atención, de forma fugaz, ver por el retrovisor otro vehículo verde cruzar por otra calle perpendicular a la avenida por la que circulaba. ¿Era el mismo modelo también? No tuvo tiempo de comprobarlo y no podía seguirlo en ese momento, así que se olvidó del caso temporalmente... hasta la mañana siguiente en que la curiosidad le hizo acercarse por la zona. Tomó la calle en que circulaba el otro coche el día anterior, a baja velocidad y mirando los aparcamientos. Cruzando la avenida por la que circulaba el día anterior lo vio; esta vez lo vio por detrás y distinguió perfectamente el modelo: era el mismo. No tenía capacidad de maniobra y no pudo seguirlo, pero en los últimos milisegundos distinguió el retrovisor derecho, ligeramente caído y sujeto con cinta aislante, como el suyo.

Llegó muy excitado a la reunión de la terapia y dijo que quería hablar con Alex exclusivamente, y así lo hizo. Le contó lo ocurrido, que a esas alturas no dejaba de ser otro encuentro como los anteriores, un poco mas leve tal vez, pero ahora se le había ocurrido una idea genial. Había descubierto que el suceso se repetía justo a la siguiente vez en que acudía al mismo escenario; es decir: las pautas temporal y local de la segunda parte de los sucesos la podía controlar. Cuando él quisiera, podría volver al lugar del suceso y provocar el encuentro. Lo intentaría varias veces si era necesario, procurando que el tiempo transcurrido entre sucesos fuera mínimo hasta lograr sincronizar los tiempos de ambos Raúles. Si lograba hacerlo, todo se solucionaría; no sabía cómo, pero en un mismo tiempo no podían coincidir los dos Raúl.

Alex siempre pensó que la pequeña locura de Raúl era superable y entendió que esa podía ser una solución. Ocurriera lo que ocurriera, estaba seguro de que el doble de Raúl desaparecería de su mente si se intentaba un contacto. Le sugirió que lo hiciera cuando apareciera la primera vez, pero, muy razonablemente, le explicó que en todas las ocasiones la primera vez era cuando mas le sorprendía, por lo que prefería la segunda; además, sabría exactamente donde se encontraba.

Estuvo varios días paseando y buscando un lugar idóneo para el contacto, pero no le convenía ninguno. Así que recorrió toda la ciudad en permanente vigilancia, mirando en todas las direcciones, pero el encuentro sucedió en el lugar mas inesperado y en el momento de mas cansancio, cuando más relajado estaba en la atención pretendida.

De Escher-Imposibles


Había en la ciudad una pequeña plaza peatonal porticada de forma redonda en la que confluían tres calles. Los edificios eran exactamente iguales, y se jugaba con los visitantes a visitarla y dar una vuelta en su derredor, cruzarla un par de veces y observarles, ya que quedaban totalmente desorientados. En ese lugar, paseando bajo los pórticos totalmente desolado, ocurrió lo más inesperado.

De repente volvió el rostro hacia el lado contrario de la plaza, y allí se encontraba. Ambos se sorprendieron al mismo tiempo nada mas verse, y ambos a la vez se escondieron rápidamente tras una columna. Raúl se apoyó contra la columna y respiró fuertemente varias veces como si se estuviera descargando de una carga interior, contó mentalmente hasta tres y corrió a la siguiente columna, observando que el otro hacía lo mismo. Lo realizó tres veces, hasta que al fin se decidió y de forma inesperada corrió hacia el lado contrario de la plaza con la intención de atravesarla; el otro hizo lo mismo, y gritándose alocadamente tropezaron en el mismo centro.

Raúl apareció inconsciente en la plaza y la policía lo trasladó a un centro hospitalario. Al parecer tuvo una lesión cerebral y dejó de mover una pierna, le fallan los dedos de una mano, necesita unas gafas de alta graduación y razona y habla muy mal. Al ver a Alex dijo torpemente: “Alex; ha desaparecido.”

Al recibir la noticia en el seno del grupo hubo un largo silencio que fue interrumpido por Andrés, que con suma tranquilidad se interesó por saber qué Raúl desapareció, y por Fernando que matizó que lo correcto era saber qué parte de Raúl ha desaparecido. Después la reunión se limitó a una acalorada discusión sobre el caso.

Lo que sucedió en el encuentro lo dedujo Alex. No se encontraron testigos que vieran lo que sucedió en el centro de la plaza; todos los entrevistados paseaban por los soportales y vieron extrañados, pero sin darle ninguna importancia, el peculiar comportamiento de Raúl. Entre los testigos no hubo acuerdo sobre el punto de la plaza en que se encontraba Raúl antes de correr hacia el centro.

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7 comentarios:

Anónimo dijo...

Es que sakamoto...yo lo veo sublime...es de los compositores más elegantes que conozco...tan rítmico...genial...yo me emociono y todo...y además ese video está tratado con una elegancia...

sdaludos!

Anónimo dijo...

Me ha gustado mucho.
Un saludete

Anónimo dijo...

¿Cual de los dos Raúl quedaría? Sabemos lo que le pasó al Raúl que iba a terapia, pero no sabemos que le pasaba al otro Raúl, ¿tendría las mismas preocupaciones? ¿iría también a terapia y diría lo mismo?

He disfrutrado mucho con tu historia. Es una suerte haberte conocido.

MIGUEL

Anónimo dijo...

me ha gustado mucho este final, un verdadero placer leerte!!

Anónimo dijo...

Qué historia mas fascinante! Cómo escribís, genio!!

BESOS

PD: Siempre por preguntarte, como te gusta que te llamen, Tito, Carlos o Tito Carlos?

Anónimo dijo...

vaya con la historia, es super buena, y muy, muy bien redactada. Increible. Aunque digo lo que Miguel ¿cuál de los dos Raúl quedaría? imaginación al poder...

besos

Anónimo dijo...

Me gusta que os guste.

anapedraza (Miguel, o Ana, o bueno los dos): Siempre me ha fascinado la mente humana. Tanto que todos mis personajes pasan por el loquero. Ya lo vereis... No hay mas que un Raul, dividido. La parte loca se quedó paralizada, la otra parte.... pensaré un final.

Didac: Gracias, gente como tú me inspira (no te lo tomes a mal)

Stanley: tus historias si que fascinan, gracias por el piropo (lo de genio me lo dicen poco). Como soy de familia muy numerosa tengo sobrinos con los que me voy de copas, en esas pandillas ya he quedado como 'el Tito' o Tito Carlos. Llamame como quieras, sabré que te diriges a mí.

Arween: claro que la imaginación al poder; en eso eres una artista y yo te acompaño. Un besazo.

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